Un mal de ojo sobre Sichuan: de la peor ola de calor a un terremoto con más de 80 muertos

Un mal de ojo sobre Sichuan: de la peor ola de calor a un terremoto con más de 80 muertos

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Primero fue la peor ola de calor en más de 60 años que secó poblaciones de millones de habitantes que dependen de los depósitos de energía hidroeléctrica para obtener electricidad. Después llegaron los confinamientos masivos por el estallido de pequeños brotes de coronavirus esporádicos. Y ahora un terremoto que ha dejado más de 80 muertos.

Todo esto ha ocurrido en menos de cuatro semanas en Sichuan, provincia al suroeste de China donde viven alrededor de 84 millones de personas. El lunes a mediodía, en Chengdu, la capital regional, los vecinos que llevan confinados desde la semana pasada en sus casas sintieron como temblaban sus edificios tras un seísmo de magnitud 6,6 originado a una profundidad de 10 kilómetros.

La cadena estatal china CCTV informó rápido de las primeras muertes, 17 personas en la ciudad de Ya’an y 29 en la vecina prefectura de Ganzi, donde las autoridades tuvieron que desconectar la central eléctrica por miedo a un derrumbe. La cifra total de fallecidos ha superado este jueves los 80.

Las autoridades movilizaron rápido a sus rescatistas, a los que se sumaron más de un millar de soldados del ejército chino para ayudar en las zonas afectadas. El presidente Xi Jinping también lanzó un mensaje dirigido a las autoridades: «Hagan que salvar vidas sea la primera prioridad, hagan todo lo posible para rescatar a las personas en las áreas afectadas por el desastre y minimizar la pérdida de vidas».

El terremoto cortó además las líneas de telecomunicaciones afectando a 10.000 vecinos y provocó deslizamientos de tierra en las montañas. Varios videos que circulan en redes muestran nubes de polvo con piedras cayendo por las laderas del condado de Luding, epicentro del seísmo, a unos 226 kilómetros al suroeste de Chengdu.

Los residentes de la capital de la provincia, hogar de 21 millones de personas, tras sentir el terremoto, se enteraron de que las autoridades habían extendido un cierre decretado la semana pasada y que iba a durar en principio tan solo cuatro días. Tras reportar 140 nuevos positivos el domingo, se informó a los vecinos que las restricciones persistirían al menos hasta el miércoles.

En muchas fábricas de la ciudad, como la del fabricante de automóviles alemán Volkswagen, han copiado los arreglos que encontraron las compañías de Shanghai para no paralizar la producción durante los dos meses de bloqueo que pasó el centro financiero la pasada primavera: los trabajadores duermen dentro de las fábricas manteniendo un sistema de circuito cerrado.

El bloqueo de Chengdu supone otro duro golpe para una Sichuan aún mermada por la una ola de calor -las temperaturas aumentaron 7°C por encima del nivel promedio durante la última década- y una sequía sin precedentes que puso en riesgo los cultivos de otoño.

Importantes centros de fabricación alrededor de la cuenca del río Yangtze, el más largo de Asia, que alimenta las centrales hidroeléctricas de las que depende la región, detuvieron por fases la producción para racionar la energía. Sichuan, la sexta economía más grande del país, depende de las represas para generar alrededor del 80% de su electricidad, pero los flujos de agua hacia los embalses hidroeléctricos se redujeron en un 50% en agosto.