Telefónica, en máximos desde la pandemia por las fusiones, el boom digital y la remontada de Latinoamérica

Telefónica, en máximos desde la pandemia por las fusiones, el boom digital y la remontada de Latinoamérica

Las matildes están de enhorabuena. Las acciones de Telefónica toman por fin impulso. La cotización de estos valores ha mejorado prácticamente un 20% en el último mes y casi un 30% en lo que va de año, para tocar máximos desde la declaración del Estado de alarma. Esta escalada hasta los 5 euros por título cobra sentido ante la caída del Ibex en 2022 (un leve descenso del 0,2%) y el repunte moderado del resto de empresas de telecomunicaciones europeas (un 5,5%), según datos recabados por EL MUNDO.

La capitalización bursátil de la empresa supera a día de hoy los 28.700 millones de euros. Con 10 subidas consecutivas, el precio de la acción de Telefónica de momento no ha caído ni un sólo día de abril.

En la Junta General del pasado día 8, José María Álvarez-Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica, destacó que «este sector no es un sector más, es una puerta al futuro», en referencia a las posibilidades del entorno telco en la nueva sociedad digitalizada. De hecho, es habitual que el ejecutivo recuerde que el precio de la acción no se viene ajustando al valor real de la matilde, sobrenombre aplicado a estos títulos en Bolsa. «El valor actual es anómalamente bajo. Hay una asimetría», decía Álvarez-Pallete en una entrevista con este diario a finales del pasado año.

El momentum de la acción se explica por varias razones, aunque la principal es, por supuesto, el escenario de fusiones que ha ratificado el acuerdo de Orange y MásMóvil para crear un coloso de la telefonía en España, por encima de Telefónica tanto en clientes de móvil como de banda ancha fija. Este hecho no supone un revés para Telefónica, sino más bien al contrario, como apuntaba el consejero delegado Ángel Vilá en la última Junta: «Anuncia unas valoraciones altas para los dos activos que reflejan el mayor valor implícito del sector frente a dónde estamos cotizando», afirmaba Vilá sobre «una noticia muy positiva para la sostenibilidad» de las telecomunicaciones que permitiría «una mayor racionalidad y más inversiones de nueva generación».

Hay más motivos, sin embargo. Uno de estos es la apreciación del real de Brasil, que ha elevado alrededor del 25% su comparativa con el euro en 2022. Ese mercado latinoamericano es uno de los cuatro principales para el operador español, que genera allí un 16% de todos sus ingresos (más que en Reino Unido por ejemplo).

Otra de las claves reside en la deuda, un pasivo financiero que se sigue reduciendo y que a cierre de 2021 se calculaba en 26.032 millones de euros, un 26,1% menos que al finalizar el ejercicio anterior. La deuda de Telefónica responde en un 88% a tipos fijos (ajenos a las subidas que puedan dictaminarse desde el BCE para combatir la inflación), cuenta con una vida media que se ha alargado hasta los 13 años y sus vencimientos están cubiertos al menos hasta 2024.

En un informe de Bank of America (BoA) dado a conocer la semana pasada, se subrayaba que «Telefónica no tenía problema en reducir deuda», sino que el EBITDA se resentía por «el cambio de divisa». Así, la mejora del real brasileño y de las economías latinoamericanas frente a las europeas darían alas a la empresa. Hispanoamérica aglutina un 20% de la facturación, sin contar el mencionado 16% procedente de Brasil. La exposición al Nuevo Continente, un quebradero de cabeza en la época reciente para Telefónica, ahora se ve con mejores ojos dadas las malas noticias que vienen del Este de Europa, según BoA: «Mientras Rusia y Ucrania pierdan su estatus de productores globales dominantes, el beneficiario clave con similares exportaciones podría ser Latinoamérica».

Esa misma tesis se plasmaba en los análisis de la firma Nextgen Research, que recalcaba la mejora de economías como la peruana, la colombiana o la chilena. Sumado eso a la actuación de la compañía en España, Reino Unido y Alemania, «las tendencias subyacentes en Telefónica son mayormente estables». Desde eToro, se añadía recientemente que «la operadora se está metiendo en tecnología, no sólo mediante la adquisición de alguna empresa española o internacional, sino con el objetivo de potenciar el almacenamiento en la nube y ofrecer servicios en el proceso de digitalización que está teniendo lugar», de manera que la empresa puede ir más allá de los servicios de infraestructura básicos para aprovechar disrupciones como la del blockchain o la del metaverso.

Así, en eToro, ya prevén que este año el precio de la acción tiene margen de mejora hasta 5,10 o 5,20 euros, «aunque el objetivo final estaría en los 6 euros». Según Bloomberg, el precio objetivo de la acción sería de 4,76 euros, aunque BoA lo ha mejorado a 6,30; AlphaValue, hasta 6,47; y GVC Gaesco, hasta 6 euros.