Qué es la reduflación y por qué compramos menos al mismo precio

Qué es la reduflación y por qué compramos menos al mismo precio

Consumo Las marcas se apuntan a la reduflación: pagamos lo mismo por una cesta de la compra menguante

Paquetes de galletas donde se ha eliminado la última capa, envases más pequeños, rollos de papel higiénico menguantes, bolsas de patatas donde hay más aire que patatas…. Son algunas de las sorpresas que se ha encontrado el consumidor en los últimos meses en tiendas y supermercados, los trucos de algunas marcas y fabricantes para evitar tener que subir los precios, pues esto impacta más en el consumidor que reducir las cantidades de manera silenciosa. En hostelería también sucede: cervezas en vasos más pequeños, menús con menos cantidades…

Es lo que se conoce como reduflación, mezcla de las palabras reducción e inflación, y se aplica en tiempos de estanflación: es decir, cuando vivimos una subida de precios prolongada y sostenida en el tiempo en un momento en el que la economía se estanca (estanflación).

La subida de los costes ha obligado a muchos fabricantes y distribuidores a subir los precios, aunque también están optando por esta fórmula para camuflar estas subidas, pues el consumidor prefiere comprar un envase con menos cantidad (a veces ni se da cuenta) que pagarlo más caro.

Sucede más en alimentos envasados y sobre todo en los casos en los que la sensibilidad al precio es alta, es decir, que pequeñas subidas influyen en la decisión de compra. En esos productos una reducción de tamaño tiene menos impacto en las ventas que una subida de precio.

Según los cálculos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 7% de los alimentos envasados seleccionados para la elaboración de la cesta de la compra ha reducido su peso, «encubriendo subidas de precio, el algunos casos del 16%«, denuncian. ha en un estudio realizado hace unos meses detectaron casos concretos en los yogures Activia, los envases de Cola Cao, los envases de mantequilla o paquetes de pasta de la marca Gallo, entre otros ejemplos. La organización estaba analizando productos para el estudio de precios en supermercados que hace cada año y se encontró con que se habían reducido las cantidades.

Esta práctica es legal siempre y cuanto esté reflejada en la etiqueta, es decir, que se informe al consumidor de la cantidad envasada. El problema es que a éste le pasa desapercibido, pues normalmente mira el precio final, pero no el que aparece por kilo o gramos.

Es un fenómeno muy antiguo y no es exclusivo de nuestro país, está pasando en todos los países afectados por la alta inflación. Los alimentos y bebidas no alcohólicas se encarecieron un 11% interanual en mayo, nueve décimas más que en abril y la tasa más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994, lo que, unido a la subida de precio de los combustibles provocó una subida del 8,7% en el IPC, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).