Por qué el Donbás es la zona cero de la guerra entre Rusia y Ucrania

Por qué el Donbás es la zona cero de la guerra entre Rusia y Ucrania

Directo Guerra Ucrania y Rusia: últimas noticias Guerra Rusia malgasta sus recursos bélicos y Ucrania trata de ganar terreno

El reconocimiento por parte de Vladimir Putin de la independencia de Donetsk y Lugansk, el pasado 24 de febrero, marcó el inicio de la invasión rusa de Ucrania. Un mes después, estas dos regiones vuelven a ponerse en el centro del mapa del conflicto, después de que el pasado viernes el ejército ruso dijera que daba por terminada la primera etapa de la «operación militar especial» para «desmilitarizar» Ucrania. Ahora, afirma Rusia, el principal objetivo es «la liberación del Donbás».

En la mentalidad de Putin, la idea nostálgica de una Rusia imperial -en la que no existía una Ucrania independiente- está tan arraigada que el líder ruso ha insistido constantemente que el país vecino «es una parte integral de nuestra historia, nuestra cultura y nuestro espacio espiritual». En 2014, Moscú ya azuzó a la opinión pública con el argumento de que la independencia sólo había traído pobreza a los ucranianos.

El pasado febrero, la firma de los tratados de Amistad y Cooperación con Rusia, entre las Repúblicas de Donetsk y Lugansk, por un lado, y Moscú, del otro, posibilitaba la entrada del ejército ruso en Ucrania. Desde el inicio de la contienda, las tropas han avanzado en tres direcciones. Al sur, desde la anexionada Crimea, Rusia pretendía unir esta península con el Donbás. Por el este, el asalto se producía desde los territorios independentistas de Lugansk y Donetsk (que conforman la región del Donbás). El último asalto venía marcado por la llegada a Kiev, la capital, desde la frontera norte.

Pero un mes después, Rusia no ha conseguido avanzar lo suficientemente rápido. Gracias a la resistencia imprevista de los ucranianos, de la ayuda militar occidental y, también, debido a los propios errores militares rusos, la invasión de Ucrania no ha salido como Putin esperaba y, por eso, apuntan los expertos, Moscú anunció ayer un cambio de estrategia para centrarse en el control del Donbás, una región que ya vivía un conflicto entre prorrusos y separatistas desde el año 2014. El presidente francés, Emmanuel Macron, ya señaló ayer el anuncio ruso «es la traducción, simplemente, de una elección frente a las dificultades operativas encontradas».

En el Donbás, la guerra de ‘baja intensidad’ entre las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos estalló hace ocho años, a raíz de la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia. Se calcula que ha dejado más de 14.000 muertos desde 2014 y 1,5 millones de desplazados internos. En la actual contienda, Rusia ha insistido en varias exigencias inamovibles, entre las que están: la no incorporación de Ucrania a la OTAN, el reconocimiento de la integración de Crimea en Rusia y el de la independencia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenksi, sólo ha cedido en lo tocante a la OTAN.

Tras un mes de guerra, las fuerzas prorrusas controlan ya el 54 % del territorio de la separatista república popular de Donetsk y el 93 % de la república popular de Lugansk, según el mando militar ruso. Es decir, los rusos, que van ganando en esta región, pretenden consolidar ahora esas conquistas y así unir esta zona a la Península de Crimea. En ese plan, deben también lograr el control de la ciudad de Mariupol, sometida a un durísimo asedio desde hace semanas y a la que el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, calificó de «Alepo europea».

Ayer Moscú dio un segundo balance de sus bajas militares, al admitir 1.351 militares muertos (una cifra tres veces mayor a la reconocida el 2 de marzo). Según el jefe adjunto del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, el coronel general Serguéi Rudskói, los muertos en el bando ucraniano superarían los 14.000. De ellos, más de la mitad habrían muerto en los combates en el Donbás.

Donetsk (antes conocida como Stalino) es la principal ciudad de la cuenca minera del Donbás, así como uno de los principales centros metalúrgicos de Ucrania y cuenta con una población de dos millones de habitantes. Hace sólo 10 años, fue sede de la Eurocopa, acogió a miles de aficionados y vivió una gran reconstrucción. Hoy, los negocios cerrados y los edificios abandonados reflejan el deterioro y el paso de la guerra. Lugansk (antes Voroshilovgrado) es un núcleo industrial hogar de 1,5 millones de habitantes. El Donbás, fronterizo con Rusia en la orilla norte delMar Negro, tiene enormes reservas de carbón. La presencia de rusoparlantes está relacionada con el gran número de trabajadores rusos desplazados allí tras la Segunda Guerra Mundial-

Moscú argumenta que la región, junto con gran parte del este de Ucrania, está poblada por rusoparlantes que deben ser protegidos del nacionalismo ucraniano. Desde hace años, el Kremlin ha emitido una gran cantidad de pasaportes a los ciudadanos de ambas repúblicas. ¿Y quién está al mando? Denis Pushilin lidera la autoproclamada República Popular de Donetsk (DNR) tras la muerte, en 2018, del anterior líder, Alexander Zajárchenko, en un atentado con coche bomba. Leonid Pasechnik dirige la autoproclamada República de Lugansk (LNR). Varios señores de la guerra y líderes separatistas han muerto en los últimos años en atentados.

Tras la desintegración de la URSS y la independencia de Georgia, las regiones de Osetia del Sur y de Abjasia proclamaron su autonomía, rechazada por Georgia. La tensión desembocó en dos conflictos armados en Osetia del Sur (entre 1990 y 1991) y en Abjasia (un año después, entre 1992 y 1993), que dejaron más de 12.000 muertos y en los que los separatistas contaron con el apoyo directo de Moscú. Aunque se firmaron sendos acuerdos de paz, en la práctica los dos territorios se mantuvieron casi independientes y fueron construyendo sus propios ejércitos e instituciones.

Durante unos años, el conflicto pareció olvidarse. Pero en 2008, al ser reelegido como presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, que ya había dejado claro su objetivo de recuperar estas regiones, convocó un referéndum para la adhesión de Georgia a la OTAN, saldado mayoritariamente a favor del «sí». A Rusia no le gustó nada. En agosto de 2008, el ejército de Georgia atacó por sorpresa varias ciudades de Osetia del Sur. Justo después, los tanques rusos entraron en Osetia del Sur con el pretexto de ayudar a sus ciudadanos, muchos de los cuales tenían ya pasaportes rusos. En cinco días murieron más de 600 personas. Semanas después, Rusia reconoció la independencia de esos dos territorios «rebeldes» (rechazada por casi toda la comunidad internacional salvo por históricos aliados de Rusia como Venezuela o Siria). En la actualidad, Osetia del Sur y Abjasia funcionan casi como estados independientes, pero Georgia- que aún sigue esperando la respuesta de la OTAN-continúa reivindicándolos como propios.