Estados Unidos pone en la lista negra al vicepresidente de Paraguay y le marca líneas rojas al presidente

Estados Unidos pone en la lista negra al vicepresidente de Paraguay y le marca líneas rojas al presidente

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Una conferencia de prensa del embajador de Estados Unidos ha alcanzado este viernes para poner patas arriba la política de Paraguay, un país cuasi intervenido desde Washington: el gobierno de Joe Biden ubicó en la lista de «significativamente corruptos» al vicepresidente Hugo Velázquez, el hombre señalado por el presidente Mario Abdo Benítez para sucederlo el año próximo en el cargo.

El anuncio de Marc Ostfield, retransmitido en directo por todos los medios de comunicación paraguayos, tuvo el efecto de una bomba. Tras haber tachado también de «significativamente corrupto» al ex presidente Horacio Cartes semanas atrás, Estados Unidos tumba a Velázquez, que minutos después de conocerse la noticia, ha anunciado su renuncia a la vicepresidencia y a la precandidatura presidencial.

«Paraguay es un excelente aliado, socio y amigo de Estados Unidos. La lucha contra la corrupción y el fortalecimiento del Estado de Derecho siguen siendo nuestra máxima prioridad. Estados Unidos seguirá trabajando de cerca con el presidente Mario Abdo en una variedad de temas: transparencia, lavado de dinero y financiamiento de terrorismo», ha dicho Ostfield tras el huracán que ha desatado en uno de los países más corruptos de América Latina.

Geopolítica

Ostfield ha señalado que su gobierno ha comprobado que Velázquez hiciera llegar la propuesta de un soborno por más de un millón de dólares a un funcionario público «para obstruir una investigación que amenazaba al vicepresidente y sus intereses financieros». El intermediario, según Estados Unidos, fue Juan Carlos Duarte, asesor jurídico de la represa hidroeléctrica de Yacyretá, que Paraguay comparte con Argentina y que el ex presidente argentino Carlos Menem definió décadas atrás como un «monumento a la corrupción».

Tanto Velázquez como Duarte, al igual que sus familiares inmediatos, no son «elegibles para ingresar a los Estados Unidos» ni pueden hacer operaciones financieras con entidades de ese país. «Nos mantenemos comprometidos con el apoyo a la democracia y promover la rendición de cuentas de los funcionarios corruptos», ha escrito el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en su cuenta de Twitter.

El terremoto que está provocando Estados Unidos en la política paraguaya no tiene visos de detenerse. Washington parece haber tomado la decisión de entrar con fuerza en un país que combina una corrupción histórica con una fuerte criminalidad sostenida en el contrabando y el narcotráfico. Encajonado entre Brasil, Argentina y Bolivia, Paraguay cuenta con el tercer tráfico fluvial de mercancías más desarrollado del mundo. El país tiene apenas 7,4 millones de habitantes distribuidos en un vasto territorio.

El paso de Estados Unidos es también una intervención directa en el Partido Colorado, heredero del dictador Alfredo Stroessner, y que ha gobernado el país 70 de los últimos 75 años. Descabalgado Velázquez, Abdo deberá buscar un nuevo candidato para enfrentarse a Santiago Peña, el hombre postulado por Cartes a la presidencia. La lucha entre Abdo y Cartes, ambos colorados, pero mortalmente enfrentados, define el futuro del país.

Las ramificaciones de las decisiones de Estados Unidos son múltiples. Días atrás estuvo por unas horas en Asunción Andrónico Luksic, uno de los mayores millonarios de Chile. Luksic se reunió por tres horas con Cartes para buscar la mejor manera de desvincularse de los negocios conjuntos que tiene con él. Cualquier vinculación al ex presidente paraguayo, muy amigo el ex presidente argentino Mauricio Macri, pondría en peligro los negocios de Luksic en Estados Unidos.

Ostfield, en una afirmación que sonó a ironía, ha dicho que los últimos movimientos de Estados Unidos en el país «no tienen nada que ver con la política». «Cuando el secretario de Estado tiene información sobre actos de corrupción significativa sobre funcionarios extranjeros debe actuar. Nuestra prioridad como embajador es hacer todo lo posible para combatir la corrupción y la impunidad y vamos a utilizar todos los elementos que tengamos disponibles».

Estados Unidos está siguiendo también de cerca el caso del Boeing 747 venezolano-iraní varado en el aeropuerto de Ezeiza, en las afueras de Buenos Aires. La justicia argentina ha dado luz verde para que el FBI pudiera examinar la máquina, mientras el régimen de Caracas acusa a Buenos Aires de «lamebotas del imperio». Ese avión ha hecho frecuentes vuelos transportando tabaco de Cartes, uno de los mayores productores de cigarrillos de la región y señalado por contrabando de tabaco a alta escala.