¿Está Rusia ganando la guerra en el Donbás?

¿Está Rusia ganando la guerra en el Donbás?

Dírecto Última hora de la guerra en Ucrania Guerra en Ucrania Entre el colapso y el agotamiento: cuatro escenarios para el conflicto

La segunda fase de la guerra en Ucrania está llegando a su fin y el ejército de Putin se está imponiendo a la resistencia. En la última semana las tropas rusas han avanzado más que durante el resto del mes de mayo, aunque, según el Instituto para el Estudio de la Guerra, el progreso sigue siendo lento, limitado a objetivos que son más pequeños de lo que el Kremlin se había plantado y obstaculizado por las tropas ucranianas.

Que la batalla había cambiado también se adivinaba por las declaraciones del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, y su gobierno, que en la última semana han admitido las dificultades que están encontrando al este del país: «Estamos perdiendo entre 50 y 100 hombres al día«, dijo el líder del país. Esta cifra es «enorme», según explica el analista Michael Kofman. Y, además, Zelenski ha confirmado que el 16 de mayo cuatro misiles rusos mataron a 87 personas en un centro de entrenamiento militar en Desna, en la provincia de Chernihiv. Se trató de un ataque selectivo, como el que se produjo en Yavoriv el 13 de marzo, y fue el más sangriento desde que comenzó la operación militar «especial» de Putin en Ucrania.

Hasta ahora, Kiev -que afirma haber matado a casi 30.000 rusos, una cifra probablemente excesiva- había filtrado muy poca información sobre el número de bajas en la resistencia ucraniana. Pero las últimas declaraciones del Gobierno parecen la confirmación indirecta de que los ucranianos están sufriendo el desgaste de la batalla, hasta el punto de que ahora se plantean llevar refuerzos al este del país para evitar nuevos avances por parte de los rusos. Kiev puede ceder territorio con la esperanza de recuperarlo después, pero el Ejército ruso ha reducido sus objetivos, corregido sus planes y ya no piensa en hacer un gran cerco a la resistencia sino que busca objetivos más pequeños que le puedan ayudar a avanzar en las regiones de Donetsk y Lugansk.

Las autoridades de las autoproclamadas repúblicas populares aseguran que las fuerzas prorrusas, junto con el ejército de Moscú, han acabado con las defensas ucranianas. «La defensa ucraniana se está derrumbando. Se está llevando a cabo un asalto activo a Zolote. Las fuerzas de paz están avanzando hacia Maloryazantsevo, Volcheyarovka», ha dicho el embajador de la república de Lugansk en Rusia, Rodion Miroshnik.

Según explicó, «parte de la estratégica carretera Lysichansk-Artemovsk está bajo el control total de las fuerzas aliadas» lo que ha provocado «la imposibilidad casi total de abastecer a las tropas ucranianas en Severodonetsk y Lysichansk». Por su parte, Franz-Stefan Gady, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, ha confirmado que, en la carretera de Bajmut a Lischansk, dos kilómetros al norte de Soledar, los rusos pueden complicar la logística y los suministros ucranianos en la zona.

«Las tropas rusas ya se han acercado mucho a Severodonetsk, por lo que también pueden disparar morteros», ha admitido el jefe de la administración militar regional de Lugansk, Sergiy Gaidai. «La ciudad está siendo constantemente bombardeada durante las 24 horas del día. Hay intensos combates a las afueras mientras los bombarderos lanzan misiles, la situación es muy difícil», añade.

En los combates cerca de Severodonetsk el ejército de Ucrania ha eliminado al capitán de policía Asvad Idrisov, al oficial Gapur Dakalov y al subcomandante del cuarto pelotón del regimiento de Kadyrov, el sargento primero Ali Betishev, reduciendo así la presencia chechena en el campo de batalla. Sin embargo, la participación de los veteranos de la compañía de seguridad rusa Wagner también es relevante.

La guerra en Ucrania ha confirmado «lo que los soldados saben desde hace siglos», recuerda el ‘Kyiv Post’: que la moral de las tropas es más importante que cualquier arma o doctrina militar, ya que trae consigo motivación, confianza, valor, cohesión, un sentido de control sobre el propio destino. Durante 90 días se ha hablado de la baja moral de las tropas rusas, de que los soldados de Putin no obedecen las órdenes que les dan o sabotean sus propios medios, pero el incesante golpeteo de la artillería rusa -junto con las últimas noticias que llegan desde el campo de batalla- pueden estar teniendo ahora un efecto negativo a nivel psicológico entre la resistencia ucraniana.

La artillería a menudo es incapaz de destruir los búnkeres, en parte porque algunas granadas están diseñadas para explotar en superficie y así ampliar el efecto de la metralla, pero esto mina la moral de los soldados: no pueden moverse del refugio, sufren traumas psicológicos, tienen miedo a que todo se derrumbe o piensan en los escombros pueden bloquear la entrada al búnker, cuenta Lorenzo Nannetti, analista en Café Geopolítico. Así, los continuos golpes provocan un desgaste progresivo, con ataques insistentes y repetidos. Esto impide a los soldados que están refugiados moverse y también la llegada de refuerzos.

El ejército ruso tiene, además, una mejor logística gracias al uso de una red ferroviaria bien ramificada y a los ucranianos les cuesta más responder porque los objetivos del adversario está más lejos y tienen que detectarlos con un radar. Estos equipos, proporcionados por la OTAN, existen pero no tienen los suficientes como para suplir las necesidades actuales.